jueves, 28 de octubre de 2010

Un Presidente ha muerto

Ha muerto el Presidente Kirchner. Hoy lo están velando.
Llegó a presidente por descarte. Cuando la República Argentina se desmembraba, destruida por la usura, el neoliberalismo asesino, el más profundo desánimo, la miseria como destino, nadie quiso hacerse cargo del puesto. No había dinero ni más préstamos aviesos. Se había conseguido emborrachar a un pueblo entero con basura importada y farándula. La Política se había degradado a simple gestión contable. La voz cantante era la de las empresas y los bancos que hacían sus negocios sin control alguno.
El señor Duhalde, presidente (con minúscula) elegido quién sabe por quienes, ofreció el cargo a varios, como si se tratara de una braza ardiente, que lo era. Nadie lo quiso. Lo aceptó Néstor Kirchner. Se supuso que era otro pelele.
Cuando se desveló como Presidente nacional, el asombro fue de todos. Llegó al cargo con el 22% de los votos. Su principal opositor, Menem, se retiró de la segunda vuelta para dejarlo sin representatividad y para no hacer patente la derrota. Cosa de cobardes ignominiosos. Ni así lo debilitaron.
Demostró su coraje excepcional. Una coherencia pocas veces vista.
No soy peronista ni mucho menos.
Al poco tiempo comenzó a gustarme ese hombre.
Cuando lo vi ordenando a un militar que retire la foto del dictador homicida Videla de las paredes del Colegio Militar, lo sentí un amigo, o un compañero, o un igual. Porque él hizo lo que yo hubiera hecho, lo que siempre quise ver que alguien hiciera.
Creo que hizo lo que nadie en lo que llevo de vida.
Anoche una multitud se reunió frente a la Casa de Gobierno. La gran mayoría, jóvenes. Aún hoy están allí. Despiden a un gran Presidente los jóvenes. Los que habían sido descartados al destruir el futuro están allí.
De un país muerto, endeudado escandalosamente, hizo un país pujante. Nos sacó de encima al Fondo Monetario Internacional. Los Derechos Humanos estuvieron primero, como nunca y como en ningún otro país del mundo.
Los empresarios han ganado más que en los últimos treinta años. Claro que aún se quejan como siempre. Nada les alcanza.
Ya no veo las filas de vecinos esperando recibir unos paquetes de fideos. Eso para mí es la mejor prueba de que todas las críticas son mezquinas.
Su esposa Cristina Fernández lo sucedió. Hoy es su viuda. Nunca un Presidente fue tan atacado y hasta insultado impunemente como ella. Y el país sigue creciendo aunque los medios de comunicación (no creo que lo sean) insisten en que la República Argentina está en ruinas. Nunca se mintió tanto, excepto cuando se decía lo contrario. Cuando se decía que todo estaba bien y millones penábamos en la miseria, sin fe alguna, convencidos de que no había otro destino que durar.
Este hombre se enfrentó al FMI, al monopolio mediático, a la Iglesia Católica, a su propio partido político, a todo el aparato conservador para resumir. Ese aparato siniestro que no tiembla a la hora de matar, difamar, torturar, con el miserable fin de mantener privilegios pequeños, deleznables, de tan corto alcance que producen vergüenza ajena.
Ha muerto, en fin, un hombre que dio su vida por un proyecto nacional. Cualquier otro, yo mismo, se hubiera quedado en su casa sabiendo su salud comprometida. Pero no. Presidente de la UNASUR, medió entre Colombia y Venezuela. Los medios no le dieron importancia. Lo importante para ellos era dibujarlo con un ojo torcido, decir que todo está mal o poner en primer plano a cualquier supuesto experto que anuncie desastres.
Néstor Kirchner supo poner a la vista al enemigo. Dejarlo desnudo frente a todos. De ahí el odio hacia él y hacia su esposa, hoy Presidente.
Supo poner en marcha a un país muerto. De ahí el odio del aparato conservador, que vive de la muerte.
Supo tener coraje, de ahí el odio de los ínfimos.
Los que queremos ver con los propios ojos y pensar con la propia mente, podemos tener ideas propias. Erróneas o no, propias. No inducidas por miserables que hasta intentaron boicotear un Censo Nacional (y no lo lograron). O miserables como el diario La Nación, que con el cuerpo aún tibio del ex-Presidente, publican un desperdicio de tinta diciendo lo que ahora la Presidente debe hacer. Claro, para esos buitres, una mujer no piensa, obedece a algún hombre.
Mi esposa hoy despertó llorando. Pero es una mujer ignota.
El Presidente de Bolivia lloró también. Pero es un indio.
Hay dos quilómetros de fila para despedir a Néstor Kirchner. Pero son los nadie.
Ayer tuve el gusto de ver y escuchar a hombres y mujeres de la cultura nacional reflexionar y emocionarse.
Hoy yo, un nadie, me permito preguntarme:

¿Queremos salir de la Matrix?
¿Tendremos la decisión de ver los hechos y no lo que se dice de ellos?
¿Podremos hacer ejercicio de la razón, aunque parezca sinrazón?
¿Sabremos dejar de ser correctos y pasar a ser justos?

Hace ya infinitos días, en una sede del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria se realizó un encuentro de productores de huertas orgánicas. Yo estudiaba eso y fui con ellos. Estuvo el Presidente Kirchner. Dio un pequeño discurso. A la hora de los aplausos, me incorporé y lo saludé con el puño en alto. Y entre todos lo que allí había, distinguió a un utópico como yo y lo miró, sonrió y le respondió el saludo con su puño.

viernes, 6 de agosto de 2010

La palabra "Tao"

"Tao" ha sido traducida como camino, sendero, sentido. Es un error que no entiendo. O tal vez sí. El traducir un texto no implica entender su contenido plenamente, aunque con sólo leerlo un poco basta. En este caso puedo suponer que se trata de un exceso se celo o de la intención de ser también intérprete.
Los capítulos I y XXV del libro del Tao son clarísimos:

I

El Tao que puede ser expresado no es el Tao eterno.
El nombre que puede ser definido no es el nombre inmutable.
............

XXV

Hay algo inherente y natural,
Que existió antes del cielo y de la tierra.
............
No conozco su nombre;
Pero me veo forzado a darle un nombre:
Lo llamo Tao, el trascendente.
............

(Traducción al inglés de Ch'u Ta-Kao de 1970, traducción al castellano de 1980)

Lao-Tsé está hablando de una entidad indefinible y por lo tanto innominable, pero para poder hablar de ella le da un nombre que es sólo alegórico. Ese nombre Tao es sólo una herramienta discursiva para poder hablar de algo que no tiene nombre. Platón hace algo parecido cuando diferencia la Venus celestial de la Venus terrenal para dialogar sobre el amor. La idea de dos diosas Venus es tan herética como la de dos Zeus o dos Jehová, uno terrenal y otro celestial. Pero Platón se atreve en el convencimiento de que es válido como recurso retórico.
El concepto "Tao" es más amplio que el concepto "Dios" y entonces el sentido de dos "Tao" es válido: el Tao del Cielo y el Tao del hombre.
El capítulo LXXVII es curioso. Tiene la particularidad no única de ser profético por ser tan actual y universal. Fue válido hace 25 siglos y por desgracia hoy también. Lao-Tsé no dice "será", dice "es".
La conceptualización de los fenómenos contingentes hacen eterna una obra. Cualquier expresión artística o filosófica vigente a través de los siglos se explica por su contenido siempre actual.

LXXVII

"El Tao del cielo, ¿no es como tender un arco?. La parte superior baja, y la inferior sube; disminuye la longitud y aumenta la anchura.
El Tao del cielo así, arrebata a los que tienen demasiado y da a los que carecen de lo suficiente.
El Tao del hombre, por el contrario, toma del pobre para aumentar la fortuna del rico."

Esto me recuerda a los gobiernos de USA y Europa, que ante una crisis provocada por los ricos toman los dineros de los pobres para dárselos precisamente a esos ricos.
Ese absurdo, esa aberración, no fue predicha por Lao-Tsé, fue simplemente dicho como una constante del hombre, del "Tao del hombre", que parece incapaz de aprender lo más elemental.
Porque en realidad nada de lo que ocurre es una novedad. Todo se reitera a la espera de una toma de conciencia que nos permita vivir sanamente, cuerdamente.
Se me disculpará la digresión, espero.
He tenido que transitar 9 traducciones distintas del Libro del Tao para acercarme al sentido de las palabras. Y en todos los casos, reemplazar "Tao" por otro término no hizo más que oscurecer el texto.

domingo, 11 de julio de 2010

El "matrimonio homosexual"

El debate actual sobre el tema del matrimonio entre personas del mismo sexo, en la República Argentina, está que arde.
Como en todo, hay tres posiciones: a favor, en contra y neutro o indiferente.
Los argumentos a favor en general los comparto. Los argumentos en contra son los que me interesan.
Salen a la calle representantes de las tres religiones de Occidente, como son el Cristianismo, el Judaísmo y el Islam, para manifestar su oposición. Es decir, una oposición corporativa porque individualmente hay toda clase de posiciones.
Dicen entonces los dignatarios del Catolicismo, religión en decadencia pero aún poderosa, que el llamado matrimonio gay es antinatural y que se está en guerra contra el plan de Dios.
Mi posición personal es que cada uno haga lo que quiera mientras no obligue a otro.
Dicho esto, sigo y me centro en el discurso de los obispos porque, a pesar de que me causa desagrado el oirlos, hacen tanto ruido que me cuesta no opinar.

Argumento A):
El matrimonio entre personas del mismo sexo es antinatural.
El matrimonio no es natural, es un invento de la sociedad. En la Naturaleza, fuente de lo llamado natural, no hay matrimonio. Cierto es que hay algunas pocas especies en las cuales los progenitores conviven luego de la fecundación a veces para toda la vida. No sólo son la excepción sino que además no están casados, están en concubinato. Sé que esto último es un sarcasmo y espero me perdonen.
El matrimonio, que la Iglesia Católica proclama como sagrado e indisoluble, es anulado por el Vaticano en ciertos casos, previo trámite y aporte de favores.
El celibato tampoco es natural.
No diré nada del hábito de la pedofilia o del castrado de niños para los coros del Vaticano en uso hasta finales del siglo XIX. Ayer.
En definitiva, nunca es natural algo salido del hombre. Son naturales el instinto, las ganas de comer, la excitación que produce el objeto de deseo sexual, el miedo y todo lo demás. Pero la envoltura de reglas y costumbres que norman todas nuestras necesidades naturales es artificia.

Argumento B):
Se está en guerra contra el plan de Dios.
No está claro si esa guerra es contra el plan del dios cristiano, judío o islámico. Como esto lo dice un obispo entonces la guerra es contra el dios cristiano. Siendo el dios cristiano todopoderoso, la guerra será ganada por él y entonces no veo el problema.
No agrego nada más porque este argumento "B" no merece otro comentario, es demasiado débil.

Lo que más me interesa de toda esta polémica es:
1) Es un proyecto de ley que no obliga a casarse a nadie, sólo lo permite.
2) No es un proyecto religioso, es civil, por lo que no entiendo por qué se inmiscuyen los religiosos con argumentos religiosos.
3) La República Argentina está poblada por personas que profesan con mayor o menor celo, o ninguno, todas las religiones del mundo y por agnósticos y por ateos. Es absurdo que una o algunas religiones indiquen cómo deben vivir los que no las profesan.

Y lo que no he oído, es que el mayor temor de las instituciones religiosas es que se sepa la verdad, que la sanción de una ley cualquiera deje al descubierto la verdad más temida:
El estrepitoso fracaso del Judaísmo, el Cristianismo y el Islam que sólo logran algún éxito cuando buscan el mal, pero que jamás han logrado evitar el dolor de los débiles.
Me gustaría ver alguna vez a los grandes señores de la religión organizando algo parecido en contra de la injusticia, del hambre o de la mismísima guerra tantas veces bendecida.
Tal vez, algún día, comiencen a darse cuenta esos grandes señores de que se están quedando solos.

domingo, 2 de mayo de 2010

Nostradamus

Se cuenta que fue hallado a las puertas de Notre Dame de París, abandonado. De allí el apellido de Nostradamus, Nuestra Señora. Se dedicó a varios oficios, entre ellos el de profeta. Se olvida que también fue médico notable. Profetizó para Catalina de Médicis con precisión asombrosa y eso le valió su protección ante la Santa Inquisición. Los demás datos de su escasa biografía son bien sabidos a través de innumerables libros y también películas.
El caso es que se habla mucho no solo de él, desde creo 1998, en que el fin del mundo se hizo tema remanido. El fin fue anunciado y pospuesto varias veces.
El tema Nostradamus es, entre todos los de profetas modernos, el más llamativo a mi entender.
El primer punto, su estilo. Las cuartetas que componen sus Centurias son crípticas. Se supone por miedo a la Inquisición. Pero no me parece. Si la Inquisición hubiera tenido conocimiento de la obra, o interés en ella, habría sido indistinto que estuviera cifrada o no. Por mucho menos se condenó a otros. Me permito suponer que la protección de los poderosos es la causa de la supervivencia de las Centurias y de la sobrevida del autor.
Desde el siglo XIX se han estudiado los casos de los llamados psíquicos: personas que manifiestan habilidades para la predicción, la visión a distancia, el mover objetos sin usar las manos o leer las mentes. Dejando de lado los fraudes que los hubo, los hay y los habrá, los informes coinciden en que las capacidades disminuyen con los años hasta en algunos casos desaparecer.
Las profecías de Nostradamus son exactas entre sus contemporáneos. Pero se aventura hacia el futuro lejano. Podríamos creer que él también perdió precisión.
Hay un fenómeno repetitivo que merece mención, pues es capital en el tema de las profecías:
Cuando se dice "Fulano lo predijo" o "Estaba predicho en tal libro" se habla siempre de un hecho anterior a la interpretación de la profecía. Nunca se dice "Esto pasará". Por ejemplo, ahora parece que la caída de las Torres Gemelas también fue prevista por el profeta. Si fue así, me pregunto por qué no se hizo nada por evitarlo siendo que las Centurias se venden en cualquier librería. Si la profecía es tan oscura como para no ser entendida hasta después de concretada, no sirve.
Así yo mismo puedo ser profeta. "En el país del frío la serpiente de metal matará las esperanzas" es una profecía mía que en algún momento se cumplirá: un tren cargado de niños en vacaciones descarrila en algún país del Norte, entre la nieve. O choca un subterráneo en Moscú llevando en él al candidato político que promete la justicia social. O lo que sea que se pueda ajustar a mis palabras, dentro de un año o de cien años. Se encuentra siempre la interpretación luego de concretada la premonición.
Y no podemos dejar de recordar que hay cuartetas falsas, escritas por otros. La más antigua copia de las Centurias ya es dudosa. También hay un "Testamento de Nostradamus".
El profeta puede haber sido exacto o no, su libro puede ser auténtico o adulterado. No discuto la calidad ni la posibilidad de conocer el futuro. Discuto sí la maquinaria del miedo que se sustenta en libros y personas que anunciaron todo tipo de catástrofes, las cuales serían inexorables. Me pregunto por qué no hay vaticinios positivos, por qué nadie anunció la felicidad o el bienestar. Es como si siempre se viera al futuro como algo tenebroso y sin solución alguna.
Nostradamus vivió en Francia, en una época (otra) de conflictos religiosos entre cristianos. Cristianos marcados por los profetas judíos. Y tanto estaban marcados por la videncia del porvenir, que hasta se afirmaba la fe en profetas precristianos: las sibilas. Ni Virgilio se salvó de ser incluido entre los que previeron la llegada de Jesús. Esa manía de pensar que todo estaba predicho y que esa predicción es de espanto continúa.
El cine-industria abona y cosecha de esa extraña costumbre. Digo extraña porque no entiendo bien ese interés de sufrir de antemano, o de sentenciar que iba a pasar porque alguien lo vió venir. Es como si viviéramos una agonía permanente y milenaria, como si el Imperio Romano estuviera aún declinando y como si Jesús continuara aún en la cruz.
La realidad es bien otra. El hecho es que Roma cayó y que Cristo ya no está agonizando. El Imperio no existe más y a Jesús lo sepultaron. Sin embargo "Todo tiempo pasado fue mejor" está instalado en las mentes de aquéllos ávidos de profecías que, como afirmo, son siempre negativas. Una nostalgia de un tiempo fantástico que justifica lógicamente un futuro peor que el presente.
Por todo eso, supongo, se consiguen tantos fáciles consumidores de reiteraciones apocalípticas.
Una curiosidad significativa: En la antigua Unión Soviética, las expresiones culturales eran optimistas. El futuro en la novela, el cuento y el cine era promisorio. La profecía marxista era inversa. El futuro sería magnífico, ya que la Historia tenía otro fatalismo, el del triunfo del obrero y de la igualdad. Aún no ocurrió, como aún no ocurrió el fin del mundo.

miércoles, 24 de febrero de 2010

FILOSOFÍA DE LA DESTRUCCIÓN DEL PLANETA

Exagero un poco con el título. Lo hago para adherir a la prensa amarilla que tanto se usa hoy en el mundo. Un título ruidoso para llamar la atención. Me despego luego para tratar de poner contenido.
El hombre hoy se encuentra en una paradoja espantosa: necesita y busca consumir sabiendo que así destruye su entorno. Una carrera hacia el abismo que no acierta a detener. Compra celulares a sabiendas de que el principal componente de ellos se extrae arrasando parte del Congo, incluyendo a su gente. Basta con averiguar qué es el coltan. No es difícil. El acceso a la información es hoy amplia y no hay excusa para no llegar a ella. O sí: la indiferencia suicida.
En el habla cotidiana se detecta la clave del asunto:
«La degradación de la Naturaleza»
«La alteración de la Naturaleza»
«La contaminación de la Naturaleza»
Pero si el hombre es parte de la Naturaleza.
Sin embargo, la simbolización de la realidad por medio de la palabra nos ubica fuera de la Naturaleza. Como si no perteneciéramos a este planeta. Como si habláramos de los recursos de otro planeta, distante y deshabitado.
Analizamos al mundo descomponiéndolo en partes y separándolas unas de otras. El aislamiento de los componentes nos aísla, ya que somos componentes también de ese mundo. Y así nos hemos alejando de nosotros mismos, atomizándonos. Lo que le pasa al otro nos pasa a nosotros pero no lo queremos saber.
Los procesos humanos son lentos. La Historia es una sucesión de pequeños cambios de discurso, muy pequeños, que no se heredan como los genes. A lo sumo, se copian. También se olvidan. En el mejor de los casos se mejoran. Pero la tendencia natural del hombre a la degradación exige esfuerzos permanentes para sostenerlo por encima de la bestia.
Por cada poeta hay cien criminales.
Catón el Censor terminaba cada discurso pidiendo la destrucción de Cartago. Los Bush pidiendo la destrucción de Irak. Éstos no tiraban higos al piso. Hubiese sido visto como algo ridículo o teatral.
Durante milenios se consideró a la Naturaleza como algo divino. Se la explotaba pero siempre la riqueza extraída era un don divino. Si crecía o no el trigo era obra de Dios, aunque el hombre empleaba técnicas para mejorar las cosechas. El herrero era un ser semidivino. La química era alquimia, ciencia mística.
Los seres humanos nacían, vivían y morían igual que hoy en día. Aún tenemos hambre, frío y enfermedad. Lo distinto es la forma en que combatimos todo eso que también es parte de la Naturaleza.
En 1214 nació Rogelio (o Roger) Bacon en lo que hoy es Gran Bretaña. No es un dato menor. Allí nació también la Revolución Industrial que agotó recursos de medio planeta y condenó a millones a una vida miserable. Era franciscano. Ser religioso en el Medioevo implicaba rechazar la naturaleza humana por ser campo de acción del Demonio. Dominar las tentaciones, negarse al Mundo.
Para vencer al enemigo (lo natural) nada mejor que conocerlo. No es el conocimiento de lo maravilloso para amarlo, es el de lo siniestro para combatirlo.
La intención determina el resultado. Sólo el Sabio es capaz de aceptar lo real. Pero en aquellos tiempos lo real, para el estudioso, era un monasterio o un claustro amenazados por los demonios que buscaban arrojar al pecador a los infiernos.
Las controversias más furiosas eran cosa común. Bacon mismo fue condenado en 1278 a ser enclaustrado.
No olvidemos tampoco que en esos tiempos todo estaba influenciado por la amenaza de la herejía y el miedo al Islam.
Para Bacon, experimentar es poseer la técnica que permita utilizar las fuerzas de la Naturaleza. Concebía el universo como un conjunto de fuerzas ocultas y mágicas que el sabio debe estudiar y poder desencadenar voluntariamente.
Ahora bien, si hay una fuerza mágica que produce determinado fenómeno, y el sabio logra desencadenarla voluntariamente, lo mágico y oculto deja de serlo y deriva en técnica. El sabio adquiere el poder de la deidad, pero no es la deidad. Adquiere su poder pero no su sabiduría. Lo divino se hace profano. Se profana la Naturaleza. La deidad ya no es necesaria, el hombre la reemplaza.
Es indiferente que Dios exista o no dentro de este sistema de ideas. Lo importante son sus consecuencias: la desacralización de lo natural. Más tarde lo natural deja de serlo. El hombre modifica y crea nuevas naturalezas.
Para poder comer carne natural hay que irse al medio del campo o criar una vaca en el patio de la casa.
Como dije antes, los procesos humanos son lentos. Pasaron 500 años hasta que estalló la Revolución Industrial. Cinco siglos alcanzaron para que el discurso del «Dominio de la Naturaleza» se implantara en nuestras mentes. Claro que al estar disociado de ella, ese dominio no incluye al hombre mismo. Es el cuento del Aprendiz de hechicero.
La Historia sigue su curso a pesar de nosotros.
Cuanto más datos se poseen, más conclusiones se pueden lograr y más se puede uno acercar a lo que puede parecer la verdad.
El control del industrialismo nunca estuvo en manos del obrero. Estuvo y está en manos de los dueños de las industrias. Las industrias generan masas de dinero que son administradas por el sistema financiero. La excesiva producción de dinero y su derivación al sistema financiero convirtió a éste en una entidad autónoma: ya no necesita de la producción para existir.
El Sistema Financiero es un mundo tan virtual que ni siquiera toca el dinero. Son números en un papel. Luces en un monitor de PC.
Semejante alejamiento de la realidad por parte de un sistema que controla a industrias y gobiernos es alucinación pura. En un individuo se llama locura, delirio.
Trataríamos de loco a una persona que nos mostrara un papel con números y nos dijera «Miren cuán rico soy».
Rogelio Bacon no es culpable de todo esto. Sólo filosofó, escribió y publicó, como otros miles. Pero sus ideas degeneraron en locura, al pretender el hombre reemplazar a Dios.
Insisto en que es indiferente a este caso que Dios exista o no. Se trata del reemplazo de un concepto por otro. Un antiguo concepto que funcionó por siglos reemplazado por otro que en 200 años nos enfrenta a la extinción como especie.
El hombre serrucha la rama en la cual está sentado.
La superabundancia de productos no los hace más accesibles.
La superabundancia de dinero no nos hace más ricos.
La superabundancia de saberes no nos hace más sabios.
Todo logrado con el agotamiento y el desperdicio de inmensas cantidades de recursos. Hasta el agua, 70% del planeta, escasea. Y usamos millones de litros para extraer oro. Alguien se pone un nuevo anillo a costa de la sed de miles.
Hace 40 años se comenzó a hablar de Ecología.
Tenemos que apurarnos.

domingo, 3 de enero de 2010

Civilizaciones superiores

Ahora que comenzó el año 2010 y que estamos más cerca del fin del mundo pensemos un asunto muy transitado, pero desde otro punto de vista.
El mundo se acaba en 2012 porque lo dicen los mayas y Nostradamus. A este último lo dejamos para otro artículo. Pero no a los mayas, que está de moda.
La Historia, como todas las disciplinas humanas infectadas de positivismo, está integrada por personas que tienen un esquema con forma de caja. Todo lo que cabe en ella se colma de laureles y lo que no, de oprobio. Entonces las pirámides fueron construídas por montones de personas empujando piedras y ningún ingeniero acierta a decir cómo. Pero con un cincel de bronce cortaron diorita y con alguna cosa la pulieron a espejo, siendo esa roca una de las más duras existentes. Claro que al no haber otra explicación que quepa en la caja, debemos creer como dogma de fe que los egipcios colocaron una piedra de dos toneladas cada cinco minutos empujándola, y que las cortaron con herramientas de bronce, las pulieron con presición óptica a mano, y todo ello siendo esclavos analfabetos los obreros. Cualquier otra idea es delirio y fantasía. Las estatuas de diorita están allí mirando a los turistas y talvez pensando "Me están mirando sin ver".
Lo del fin del mundo, tantas veces anunciado como pospuesto, viene a colación. Se habla y se hace dinero de ello porque el calendario maya llega hasta ese año. El calendario que me regaló la quiosquera llega hasta diciembre del 2010: ¿pre fin del mundo?. Y todo ello por la idea no académica de que los mayas poseían conocimientos profundos de Astronomía. Cosa cierta pues nadie hace un calendario exacto mirando para arriba.
Ahora bien: si la exactitud de un calendario nos hace presumir que el mundo termina el día en que ese calendario se detiene, también podríamos presumir que el mundo comienza cuando el calendario comienza. Debería ser un registro bastante largo, más o menos 5.000.000.000 millones de años. No lo es.
La idea de culturas anteriores a la nuestra, de mayor desarrollo, está impuesta en una especie de ciencia paralela a la Historia oficial, una Para-historia. Los indicios me hacen ver que es así. Como este blog no es lugar para ello, invito al lector curioso a consultar la bibliografía existente, con el consejo de que sólo preste atención a aquélla que esté documentada, y de que además apele a algún conocimiento tecnológico para ver más claro. Hay tantos delirantes en la Para-historia como en la Historia.
El mayor desarrollo científico-técnico no implica un mayor acierto. Nuestros conocimientos actuales son mayores que los de un campesino del siglo XIX, pero es notorio que acertamos poco, menos tal vez que el campesino. De lo contrario viviríamos en un edén. A pesar de ello, millones de personas se angustian o esperanzan con el 2012, nuevo año mágico.
Tanta confianza en una cosa suele nacer de la desconfianza en otra. Confianza en un conocimiento antiquísimo por desconfiar de un conocimiento actual.
Civilizaciones desaparecidas, extraterrestres, ángeles, videntes, alquimistas, dioses, magos, profetas y sectas son los objetivos de los prismáticos de la desesperanza. No podemos ver que tanta sabiduría, conocimiento, tutelaje y poderío no impidieron que esas culturas desaparecieran de forma tal que ahora debemos adivinar cómo eran.
De Stonhenge, por ejemplo, sólo podemos balbucear.
No sabemos aprender que a pesar de todas las maravillas de que fueron capaces ellos y de las que somos capaces nosotros, no podemos aún superar nuestras miserias internas.
Dentro de miles de años, alguna otra cultura dirá de nosotros: "¡Qué extraño! Supieron viajar por el espacio y murieron de hambre sobre la tierra".
Nosotros, que sabemos que es así, seguimos cometiendo errores y dejando que los cometan.