domingo, 11 de julio de 2010

El "matrimonio homosexual"

El debate actual sobre el tema del matrimonio entre personas del mismo sexo, en la República Argentina, está que arde.
Como en todo, hay tres posiciones: a favor, en contra y neutro o indiferente.
Los argumentos a favor en general los comparto. Los argumentos en contra son los que me interesan.
Salen a la calle representantes de las tres religiones de Occidente, como son el Cristianismo, el Judaísmo y el Islam, para manifestar su oposición. Es decir, una oposición corporativa porque individualmente hay toda clase de posiciones.
Dicen entonces los dignatarios del Catolicismo, religión en decadencia pero aún poderosa, que el llamado matrimonio gay es antinatural y que se está en guerra contra el plan de Dios.
Mi posición personal es que cada uno haga lo que quiera mientras no obligue a otro.
Dicho esto, sigo y me centro en el discurso de los obispos porque, a pesar de que me causa desagrado el oirlos, hacen tanto ruido que me cuesta no opinar.

Argumento A):
El matrimonio entre personas del mismo sexo es antinatural.
El matrimonio no es natural, es un invento de la sociedad. En la Naturaleza, fuente de lo llamado natural, no hay matrimonio. Cierto es que hay algunas pocas especies en las cuales los progenitores conviven luego de la fecundación a veces para toda la vida. No sólo son la excepción sino que además no están casados, están en concubinato. Sé que esto último es un sarcasmo y espero me perdonen.
El matrimonio, que la Iglesia Católica proclama como sagrado e indisoluble, es anulado por el Vaticano en ciertos casos, previo trámite y aporte de favores.
El celibato tampoco es natural.
No diré nada del hábito de la pedofilia o del castrado de niños para los coros del Vaticano en uso hasta finales del siglo XIX. Ayer.
En definitiva, nunca es natural algo salido del hombre. Son naturales el instinto, las ganas de comer, la excitación que produce el objeto de deseo sexual, el miedo y todo lo demás. Pero la envoltura de reglas y costumbres que norman todas nuestras necesidades naturales es artificia.

Argumento B):
Se está en guerra contra el plan de Dios.
No está claro si esa guerra es contra el plan del dios cristiano, judío o islámico. Como esto lo dice un obispo entonces la guerra es contra el dios cristiano. Siendo el dios cristiano todopoderoso, la guerra será ganada por él y entonces no veo el problema.
No agrego nada más porque este argumento "B" no merece otro comentario, es demasiado débil.

Lo que más me interesa de toda esta polémica es:
1) Es un proyecto de ley que no obliga a casarse a nadie, sólo lo permite.
2) No es un proyecto religioso, es civil, por lo que no entiendo por qué se inmiscuyen los religiosos con argumentos religiosos.
3) La República Argentina está poblada por personas que profesan con mayor o menor celo, o ninguno, todas las religiones del mundo y por agnósticos y por ateos. Es absurdo que una o algunas religiones indiquen cómo deben vivir los que no las profesan.

Y lo que no he oído, es que el mayor temor de las instituciones religiosas es que se sepa la verdad, que la sanción de una ley cualquiera deje al descubierto la verdad más temida:
El estrepitoso fracaso del Judaísmo, el Cristianismo y el Islam que sólo logran algún éxito cuando buscan el mal, pero que jamás han logrado evitar el dolor de los débiles.
Me gustaría ver alguna vez a los grandes señores de la religión organizando algo parecido en contra de la injusticia, del hambre o de la mismísima guerra tantas veces bendecida.
Tal vez, algún día, comiencen a darse cuenta esos grandes señores de que se están quedando solos.