domingo, 3 de enero de 2010

Civilizaciones superiores

Ahora que comenzó el año 2010 y que estamos más cerca del fin del mundo pensemos un asunto muy transitado, pero desde otro punto de vista.
El mundo se acaba en 2012 porque lo dicen los mayas y Nostradamus. A este último lo dejamos para otro artículo. Pero no a los mayas, que está de moda.
La Historia, como todas las disciplinas humanas infectadas de positivismo, está integrada por personas que tienen un esquema con forma de caja. Todo lo que cabe en ella se colma de laureles y lo que no, de oprobio. Entonces las pirámides fueron construídas por montones de personas empujando piedras y ningún ingeniero acierta a decir cómo. Pero con un cincel de bronce cortaron diorita y con alguna cosa la pulieron a espejo, siendo esa roca una de las más duras existentes. Claro que al no haber otra explicación que quepa en la caja, debemos creer como dogma de fe que los egipcios colocaron una piedra de dos toneladas cada cinco minutos empujándola, y que las cortaron con herramientas de bronce, las pulieron con presición óptica a mano, y todo ello siendo esclavos analfabetos los obreros. Cualquier otra idea es delirio y fantasía. Las estatuas de diorita están allí mirando a los turistas y talvez pensando "Me están mirando sin ver".
Lo del fin del mundo, tantas veces anunciado como pospuesto, viene a colación. Se habla y se hace dinero de ello porque el calendario maya llega hasta ese año. El calendario que me regaló la quiosquera llega hasta diciembre del 2010: ¿pre fin del mundo?. Y todo ello por la idea no académica de que los mayas poseían conocimientos profundos de Astronomía. Cosa cierta pues nadie hace un calendario exacto mirando para arriba.
Ahora bien: si la exactitud de un calendario nos hace presumir que el mundo termina el día en que ese calendario se detiene, también podríamos presumir que el mundo comienza cuando el calendario comienza. Debería ser un registro bastante largo, más o menos 5.000.000.000 millones de años. No lo es.
La idea de culturas anteriores a la nuestra, de mayor desarrollo, está impuesta en una especie de ciencia paralela a la Historia oficial, una Para-historia. Los indicios me hacen ver que es así. Como este blog no es lugar para ello, invito al lector curioso a consultar la bibliografía existente, con el consejo de que sólo preste atención a aquélla que esté documentada, y de que además apele a algún conocimiento tecnológico para ver más claro. Hay tantos delirantes en la Para-historia como en la Historia.
El mayor desarrollo científico-técnico no implica un mayor acierto. Nuestros conocimientos actuales son mayores que los de un campesino del siglo XIX, pero es notorio que acertamos poco, menos tal vez que el campesino. De lo contrario viviríamos en un edén. A pesar de ello, millones de personas se angustian o esperanzan con el 2012, nuevo año mágico.
Tanta confianza en una cosa suele nacer de la desconfianza en otra. Confianza en un conocimiento antiquísimo por desconfiar de un conocimiento actual.
Civilizaciones desaparecidas, extraterrestres, ángeles, videntes, alquimistas, dioses, magos, profetas y sectas son los objetivos de los prismáticos de la desesperanza. No podemos ver que tanta sabiduría, conocimiento, tutelaje y poderío no impidieron que esas culturas desaparecieran de forma tal que ahora debemos adivinar cómo eran.
De Stonhenge, por ejemplo, sólo podemos balbucear.
No sabemos aprender que a pesar de todas las maravillas de que fueron capaces ellos y de las que somos capaces nosotros, no podemos aún superar nuestras miserias internas.
Dentro de miles de años, alguna otra cultura dirá de nosotros: "¡Qué extraño! Supieron viajar por el espacio y murieron de hambre sobre la tierra".
Nosotros, que sabemos que es así, seguimos cometiendo errores y dejando que los cometan.