domingo, 26 de abril de 2009

La guerra actual

Me es imposible pensar en la guerra actual sin remitirme al pasado. En otros tiempos los bandos en conflicto eran tribus, clanes, señores, etnias, naciones.
Hace más de 20 años que todos esos conceptos se han esfumado. Todo es internacional y más: es global. El derrumbre del último imperio, los Estados Unidos de América, no es más que el resultado de la guerra no ya entre naciones, si no entre grupos de poder anónimos. La guerra actual es entre clases sociales, con el discurso de que las clases sociales son cosa del pasado. Ni siquiera se habla de clases sociales. Cualquiera puede alcanzar la prosperidad económica estudiando alguna profesión, orando, motivándose, siendo positivo, inventando algún recurso de Internet, dedicándose al espectáculo, haciéndose famoso o ganando algún torneo deportivo. Muchos hicieron su agosto impartiendo seminarios sobre "Las nuevas oportunidades que ofrece la globalización". Se ven. Es el nuevo mito de "sólo hay que proponérselo".
La realidad es bien distinta.
La miseria y la degradación avanzan día tras día.
Lo extraño es que en un estadio de desarrollo tecnológico como el actual, en el que todo sobra, haya tantos que tienen cada vez menos.
La visión integradora de los orientales entendía la guerra como una actividad en la que el uso de las armas era sólo un componente más. Si Japón no hubiese querido imitar tanto a Occidente, habría ganado la Segunda Guerra.
El Poder aprendió de Oriente el concepto de guerra integral y de Occidente las técnicas psicológicas estructuradas y metódicas. La tecnología de las comunicaciones le dió la herramienta más poderosa: la transmisión a distancia de imágen y sonido.
El ciudadano común, nosotros, asiste a centros de estudio cada vez más huecos, con una formación sin cimientos. Cada año se obtienen títulos más falsos que los del año anterior.
Los medios de difusión masiva son máquinas de adormecer, son opio electrónico. Encontrar contenidos de calidad es un milagro. Hoy resulta increíble, pero yo vi Hamlet por televisión. Claro que hace unos 40 años. Y con una programación así, los canales no quebraron: aún están.
Con la radio es peor porque la cantidad de emisoras es enorme, aunque parece haber 4 o 5 por la uniformidad de sus contenidos.
El que tiene con qué, no puede porque no sabe. El que no tiene con qué, no puede porque no sabe y porque además no accede.
Parece ser que hoy en día hemos llegado al triunfo sobre los totalitarismos implantando otro: el de la información. Una recorrida por diarios, canales y radios nos ofrece una imagen uniforme del Mundo.
El cuco de la época de la Guerra Fría se hizo real: la uniformidad de la información.
Las noticias son idénticas y hasta tratadas con las mismas palabras. No hay debate. Recuerdo los debates televisados de los años '70, antes de la dictadura claro. Vemos hoy programas en donde hay una idea única, un libreto que hay que seguir. Si el entrevistado no entra en el molde es vapuleado. El entrevistador no muestra el pensamiento del participante, muestra el suyo o el de sus patrones, que son iguales.
La opinión ya no cuenta, cuenta el discurso. La frontera entre la realidad y la ficción no existe más.
Las voces discordantes no existen, o son convocadas para degradarlas. La historia de un personaje público es su condena: lo que dijo alguna vez hace 20 años es elemento suficiente para descalificar toda una vida, como si las personas no cambiaran de parecer nunca. El entrevistado se enfrenta a una máquina monstruosa: decenas de personas se han dedicado a revisar miles de horas de grabación, fotos, reportajes, han filtrado todo eso y armado una carpeta con todo lo negativo de su vida. Negativo según el molde que se quiere imponer.
La guerra actual está ahí: es entre la clase social que detenta los medios de difusión y la clase social que apenas puede apelar a la memoria, moldeada la mayoría de las veces por esos mismos medios.
la literatura nos ofrece un modelo perfecto en 1984, de Orwell. En ella, el Ministerio de la Verdad reconstruye la Historia permanentemente, con el sencillo método de acomodar los datos a la conveniencia del Poder. Hoy no hace falta un Ministerio de la Verdad. Están los multimedios, telarañas laberínticas de empresas con propietarios difusos. Son pocos los que pueden armar esos rompecabezas de subsidiarias, testaferros, sociedades fantasma, complicidades. Y para colmo, cuando se logra armar, no llega al gran público por la simple razón de que es rehén de esos mismos multimedios.
El caso de Orson Welles es clásico: el ser joven, genial, culto y rebelde lo llevó a penar por cada película, a no encontrar financiación, a pagar muchas de sus obras con lo que ganaba como actor en películas de segunda.
El discurso único es el arma más poderosa de todos los tiempos: no duele, no rompe, nos alegra comprar los aparatos que lo difunden. Ya nos llega hasta en la calle con teléfonos celulares que son televisores y radios.
Si usamos Yahoo tenemos las noticias del diario La Nación que nos dice que todo está mal.
El mensaje único es "miedo". Se impone el miedo, sentimiento primario que se va decantando en nuestras mentes hasta dejarnos inmóviles: según el país, será el dengue, la inseguridad, el terrorismo, los extranjeros, la crisis financiera, los piratas, el desempleo, las drogas ilegales, los narcotraficantes, el no consumir productos mágicos, la gordura, la flacura, la contaminación. En fin, cada día se inventa un motivo nuevo para hacernos creer que el apocalipsis está a la vuelta de la esquina, y al mismo tiempo que el apocalipsis se evita haciendo tal o cual cosa.
La guerra actual es la guerra de Sun-Tzú, en la que se ganaba sin entrar en batalla: dominando la psiquis del adversario.

1 comentario:

  1. Quizás esa uniformidad en la información sea debida a que los medios de información pertenezcan a la misma gente, por eso esa uniformidad en las directrices.
    Quizás el empleo del miedo o shock del miedo, estudiado en psicologia, sea para manipular a las masas, ya que en ese estado las mente son muy manipulables.
    Quizás el empleo de estas armas modernas junto al dominio de la energia, la economia y la alimentación sean para dominar al mundo y a las gentes que lo habitan. ¿Para que oscuros planes y por quienes?.
    Saludos cordiales

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